Entre los síntomas más frecuentes, se destaca un fuerte dolor de cabeza, de tipo explosivo, debilidad o parálisis de un lado del cuerpo que influye particularmente en la cara, el brazo y la pierna o adormecimiento de un lado del cuerpo, pérdida de visión en un ojo o visión doble y dificultad para hablar o que no entiende lo que se le dice.
Cuando esto sucede, se dice que es un ataque isquémico transitorio (‘transient ischemic attack’ o TIA por sus siglas en inglés), una afección que también se conoce como “mini accidente cerebrovascular” y comienza exactamente igual que un ataque cerebrovascular (derrame), aunque luego se resuelve sin dejar síntomas o déficit notables.
Síntomas de alarma
El síntoma más común de un derrame es una debilidad repentina en la cara, el brazo o la pierna, casi siempre en un lado del cuerpo, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Parálisis en la cara: una parte de la cara puede parecer como colgada. El paciente quizás no puede sonreír o la boca o el ojo aparecen caídos.
Debilidad en los brazos: una persona que está sufriendo un derrame puede no ser capaz de levantar ambos brazos y mantenerlos en el aire. También puede, por ejemplo, sentir debilidad para levantar una copa. Otro síntoma de alerta es sentir que un brazo está dormido.
Dificultad con el lenguaje (afasia): el paciente puede notar lentitud al hablar, articular mal las palabras o decir cosas confusas o incoherentes. Algunas personas pueden ser totalmente incapaces de hablar, a pesar de estar despiertas.
La hipertensión, diabetes descontrolada, colesterol alto, vida sedentaria, fumar, consumo de alcohol en exceso, obesidad y las enfermedades cardíacas son los principales factores de riesgo que pueden promover un ataque cerebrovascular, indica el especialista endovascular.
Por eso es importante tomar medidas. Entre ellas, mantener la presión arterial controlada, realizar ejercicio físico regularmente, bajar de peso y controlar el azúcar en la sangre, entre otras.
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